17 sept 2009

Hacer el amor... Diseñando la vida...

Hacer el amor, diseñando el amor... En prosa poética...


Almas bañadas, besos de poeta,  limbo,
pieles que cortejan, vellos enlazados,
endulzadas visiones, asociados anhelos,
destellos y nimbo, grieta y loma,…

Impresiones…

Pinceles y tejidos, recordaciones que se añejan,
velos destapados, palmas artistas,
curvadas aristas, presos y libertos,…

El Deseo…Nos toma…

Limbo del placer, generosa posesión,
emociones, la hermosa pasión,
los sentidos, despiertos,
el corazón, el querer, la vida,
mi vida, mi amor

Emociones…


Humedad, tu mirada perdida, deseo, ida…Te has ido, ¿verdad? Mas sigues en mí, no mengua tu presencia. Lo veo, lo siento: Tus labios, tu aliento, la miel en mi lengua, en tu piel, en la mía, en tu esencia, en cada gemido… Los poros, sabios gestores del goce, despiertos, abiertos, buscando el roce…Concurrencia de mimos, la ciencia del placer, el arte de amar… Prócer hacer, sublime experiencia, fuimos dos, somos uno…

Primero parte una mano, un suave desliz de la cara al cuello, una cita con el beso, con el sorbido de la pasión…Ya todo invita, nada resulta vano: sabe el tacto regar con hechos las ansias novicias y con sus caricias desciende hasta tus pechos, marcando con bello compás un pacto con los dos: primero tu, sí, luego vengo… Un ir y venir sin premura, con dispersa tensión, en rotación en las cimas, o no, paseando por cada pliegue y alter-nando el fuego con la ternura… Una canción sin rimas, pero de melodía galante, perfecta, en la recta línea y en el ondulante dibujo. Un flujo de encuentros compartidos, pues no va a ser tu actitud sedentaria… No, claro… Y acaricio la seda que me envuelve, y percibo tu quietud inquieta, y eres destinataria actora, lectora y poetisa…

Seduce una mano a la otra, la cual, sin prisa, con un lento pero vivaz untado de lisonjas, va descendiendo hacia su lado… Fútil intento, no obstante, se da un cruce fugaz de anhelos  y la anfitriona se muda. No hay desplante, la faz de tu hechura emociona en cada paraje y desnuda luce la excitación por tenerte… ¡Somos esponjas! Cura el ardor tu hermo-sura y poseerte denota un largo viaje. ¿Uno? Muchos, varios, ¡tantos!

Recreamos un paseo sin programa, un recorrido sin sentido, una senda irrepetible… Cada avance es una gota, cada detalle un regalo,… Por el valle de tu sensualidad fluye mi río. Cada movimiento resulta un afluente, cada mirada una fuente, cada jadeo una esbelta catarata, cada estremecimiento un ondeo sin meta,… Nos ata un remolino y obramos sin cercano destino: lejos se encuentra aun el delta y no nos reta encarar la desembocadura… Hacemos el amor, idearemos el amor,  concebimos el amor. ¿Tiempo? Dura cada instante una hora, cada hora un día y cada día una vida…Duchos habrá en ese tema que presuman de los planos de su templo,  pero quien ama no venda su flema con estrategias, quien esti-ma reconstruye el amor con cada gesta…

Resta la prima palma su estampa cuando escampa mi boca su impregnada alma enamorada por doquier: ser o no ser, estar y marchar, regresar y soñar… Un sueño regado de besos, patinas ensalivadas, delica-das lamidas y gráciles aspiradas se acerca a las gemelas crestas de tu exal-tación. ¡Qué hermosa bienvenida! ¡Siempre me fascinas! Fáciles adobes para tan prestas y agradecidas ganas: harina y azúcares, pasteles  y velas y, ¿una canción? ¡Cumple dicha feliz!

Retirada de esas fiestas, en los dinteles de otros lares mueve su fi-cha la peregrina avanzadilla: por la ladera de tu cintura desciende y en un giro sorprendente pilla una nalga y aprieta, suave, y espera… Y vuelve, con mansa finura da el salto y se acuesta sin pereza en la otra ala, la en-vuelve y como alga inquieta balancea su terneza. Después baja por el mus-lo, hasta la rodilla, y escala la cuesta, derecha por el interior hacia lo al-to… “Vaya, que casualidad, pasaba por aquí, ¿me estrecha la mano?” “¿Cómo están ustedes?” “Enseguidita vuelvo…” No, no bromeo… Di-cen que hasta Romeo jugó con la panacea de su careo… ¿Y? Ingle, cade-ra, trasero y… ¿hola? Pierna hacia el pie, volviendo por la otra y… ¿cómo va todo? Tierna es la trova, certero el estribillo, pues no irrita un pausado provocar, más bien emboba, excita… Como una ola bañando cada vez playa distinta los dedos reaparecen en tu frondoso océano después de cada cruzada: vientre, senos, espalda,… Y regresan, con iterativos de-nuedos mecen tu trinchera  entre labiada, un légamo de fogosidad con cada marejada más jugoso…  Vaya si regresan…

Torna y retorna la pleamar y con cada dosis de amasamiento se agranda la beldad de lo que siento, de lo que vivimos. Manda el corazón, ¿verdad? No lo dudes… Pero la apoteosis anda distante todavía: a, ante, bajo, cabe, con,… ¡Demasiada preposición aún por conjugar! En los pla-nes cutáneos de mi amada no ha lugar para puntos ni afanes foráneos y en mi vocación de amarte las mejores opciones surgirán francamente, como libres albedríos, de aquello que juntos armonicemos, guiadas por la inusi-tada escucha de cinco sentidos que aúnan sus bríos para servirnos el gozar del sexo… Sincronicemos un sexto sentido: te amo… Apliquemos ese milagroso nexo y quizás podrán servirnos también rozar el edén… ¡Dios! ¡La gloria!

Ocho mil terminaciones nerviosas iluminan de codicia el tesoro de la vulva. Increíblemente nunca oí a un coro cantarle, ni hay canciones de-dicadas en las listas de renombre… Y eso que resulta un bizcocho que vicia, una fruslería que las diosas regalaron a Afrodita para bautizarla en la feminidad.  Sorprende, pues curiosamente mi relato se coloca ahora en la orilla de ese fenomenal volcán que la pillería de mis dedillos,  hur-gando en lo profundo de la cava, ha cubierto ya hace rato de lava vaginal. ¿La octava maravilla del mundo? ¿Por qué no?

Tentando el deseo te miro, te veo, y cato el rocío, en tu sudor, el sol abrasador, en el arrebato,  la brisa, en tu respiro,… La sonrisa inva-de tus gestos y sin restos de desconfianza se afianza el cariño, se barniza la ternura… Y vuelvo a besarte: en la comisura de tu boca precinto mi aprecio y en el recinto interior se matiza con armiño la efervescencia de nuestro lazo. Después sellaré tu expresión: con trazo puntillista y vocación de artista moteo de querencia tu vista, tu frente, tus mejillas, tu nariz, tu…, tú… Barniz y cerillas, recio presente y diseminado dibujo…, embrujo y presencia…

Aún embelesados mis sentidos no desatienden aquello que en el murmullo demandas: sí, ahora, sí… Sin demora ni cumplidos mi cuerpo reviste al tuyo y con delicados roces ingreso con tiento en ti. Tras nuestro amoroso tónico tu holgura no se resiste, más bien invita: las bandas dilataron el pórtico y ensancharon el atajo al maravilloso atrio donde todo origen dormita. Un vaivén harmonioso acompaña a un primoroso cántico a dos voces enamoradas que con su respiración relumbran nuestra danza, la complacida expansión de dos seres… Tú y yo, yo y tú, tú y yo,… Me quieres, te amo… Me amas, te quiero… Adherida a mí preparas tu aria, afirmado en ti tramo mi romanza… Pero no, todavía no…

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