13 may 2010

Un nuevo pensamiento, una reflexion: La vida en pareja, ¿un amor para siempre?

Hoy os inserto un nuevo flash, un pensamiento, otra invitación a la reflexión, sobre la vida en pareja, sobre aquello que puede afianzar un amor para siempre. De nuevo un fragmento del libro "En la Tierra de Nunca Quizás. La Nación de Goig." Raimon explica a Teresa aquello que en Goig consideran puede significar el éxito en una vida compartida. Creo que puede interesaros...

"...aquí en Goig creemos que hay 12 verbos clave para que el destino de una pareja pueda construirse con éxito: Enamorar, Ser, Estar, Compartir, Sostener, Confiar, Respetar, Admirar, Cuidar, Proyectar, Sorprender y Amar. Los explico uno a uno: Enamorar no sólo es la base del principio de una relación. Debemos aceptar que la naturaleza conlleva una relajación pasados los primeros tiempos pero no rendirnos a ella. Nunca hay que dejar de intentar enamorar a tu pareja. Ser, tú insististe mucho en ello: debemos respetar al otro tal cual es, no intentar cambiarlo, pero también nosotros debemos cuidar que aquella evolución lógica que a todos la vida nos invita a vivir no mate nunca la esencia de aquel ser que enamoró a la otra persona. Hay que entender que los cambios construyen dentro de la pareja, aunque sea en alturas o profundidades distintas, si no comportan tocar los cimientos. Estar, Dios, es que si no es imposible. Tantas y tantas parejas quieren mantener el matrimonio haciendo vidas totalmente separadas. ¿Cómo van a conseguirlo? Y cuidado con eso, ya que ese verbo implica más una percepción que una acción. No se trata de estar pegaditos, no. Tu presencia se sella con la historia y se hace fuerte si demuestras al otro que nunca te borrarás. Como dicen: “a las verdes y a las maduras”. Mira, yo que soy maestro te lo puedo asegurar: un vínculo afectivo rico y positivo no puede desarrollarse si no se consigue desde ambos lados asegurar esa percepción: Estoy y Estás. Compartir, ¿cómo no? Pero no sólo las cosas materiales, evidentemente, sobretodo los grandes proyectos, las vivencias buenas y malas que la vida nos aportará, los hijos, si los hay, las responsabilidades, las tareas obligadas, los esfuerzos y los beneficios... Casi nada, compartir una vida, que reto más apasionante. ¿Difícil? Sí, pero no tanto si los dos estamos dispuestos y juntos nos empeñamos en ello. Sostener, no sólo de niños precisamos que nos sostengan, y el amor conlleva una seguridad tanto para el que lo da como para el que lo recibe importantísima. Ese calor, el saber que alguien te espera, que alguien siempre está dispuesto a apoyarte, que..., tantas cosas... El poder construir un verdadero hogar juntos, una vida... ¿sabes? Un hombre puede ser multimillonario pero si carece de amor, si no se siente querido por nadie, tarde o temprano se hundirá, caerá. Confiar, uy, aquí hay que ir con mucho cuidado. En una relación de pareja nunca tiene cabida la mentira, pues si es vivida como una traición, y normalmente lo es, significa la ruptura, el exilio. Yo en eso soy muy tajante: ¿cómo voy a poder amarte si no puedo confiar en ti? Respetar, tú fuiste muy clara en eso. Respetar tu forma de ser, tus necesidades, tu espacio y tus tiempos, la diversidad de criterios o creencias, tus hobbies, tus... Los tuyos y yo mismo los míos, lo cual significa no renunciar sistemáticamente. Ese resulta quizás uno de los campos más difíciles, pues muchas veces hay que aprender a equilibrar cediendo ahora tú y ahora yo. Admirar, vida, me siento tan bien cuando me veo reflejado en tus ojos... ¡Me haces sentir tan importante! ¿He conseguido yo ofrecerte la misma sensación?
- Desde luego, me haces sentir bella en todos los sentidos. ¿Hay mejor vitamina?
- Y cuesta tan poco... En una mirada, en la rutina consolidada de una bienvenida y una despedida cariñosa, en la palabra amable, en el halago, en el agradecimiento, en la demostración tierna y en el deseo expresado, de tantas formas... Si la persona que te ama no demuestra su admiración hacia ti, si no te hace sentir ella importante, ¿quién lo hará? Luego... A ver, sí, Cuidar, ¿qué voy a decirte? Debo cuidarme por mí y para ti, cuidarte hasta el punto en que puedas sentirte muy mimada, cuidar conmigo y contigo de todo lo que comporta nuestra relación, cuidar el amor, regarlo... Si yo asumo ese desafío, si tú lo asumes por tu cuenta, si lo asumimos juntos, no crees que podemos sembrar un jardín muy lindo?
- El jardín del Edén, sin duda...
- Después es necesario Proyectar en tres dimensiones: la conjunta, nuestra vida, la tuya propia, que debes resguardar y potenciar, y la mía, lo mismo. Pretender renunciar a dos vidas para construir una sería como intentar interpretar una sinfonía sólo con instrumentos de cuerda. También de esto me hablaste, ¿verdad?
- Claro, y me tranquiliza no sabes cómo que estés de acuerdo...
- ¿No te aburro, cariño?
- Me encanta escucharte hablar del amor. Con cada palabra tuya enciendes una vela que ilumina más y más el sendero de una ilusión tanto tiempo apagada. ¿Terminaste?
- No, me quedan..., ¿dos? Sí, dos. El primero Sorprender. Sorprender, asombrar, improvisar, imaginar... No, tú acertaste con eso también, no hace falta mucho: un beso en el coche que no cesa con la luz verde, un despertar a medianoche para soñar dentro de ti, una ramo de flores silvestres un día cualquiera, una sonrisa, un silbido de admiración, un te amo susurrado en una reunión, ... Son tantas y tantas las cosas que se pueden hacer para mantener vivo el encanto... ¿No te parece?
- Sí, sorprender, compartir pequeñas aventuras, ser cómplices, bromear, reír, jugar... De eso se trata, ¿verdad? Y a nosotros se nos da bien, ¿no crees?
- Se nos da más que bien...
- Me lo paso tan bien contigo... ¿Siempre será así?
- ¿Y por qué no? ¿Vamos a dejar de ser y de relacionarnos como nos gusta y apetece?
- Verdad... ¿Por qué me estás contando todo esto? ¿Terminaste?
- Faltaba el último, pero no necesita demasiados comentarios. Para seguir cultivando el amor hace falta...
- No dejar nunca de Amar...


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