25 jun 2010

Las canciones de mi vida y el amor: "Oficial y caballero"

Las Canciones de mi vida y el amor: OFICIAL Y CABALLERO / Up where we belong (Joe Cocker)


Sí, lo sé: "Eres tú el principe azul que yo soñé..." Y ella "La bella durmiente", ¿verdad? Y ese príncipe montaba a caballo, sabía bailar y cantar, y vivía en un castillo y... Y ella, uf, qué voz, qué cuerpo, qué "padres"...

Toda la vida esperando y, ¿no aparece? ¿seguro? ¿No será que la razón se empeñó siempre en cegar al corazón? ¿Nunca apareció el hombre o la mujer que podría haberte completado, tu media naranja? No lo creo, perdona...

¿Sabes? Nunca comprendí esas expectativas prefabricadas... Me deleita la belleza, claro, me atrae la inteligencia, también; me fascina la ternura, me embruja la simpatía, ... Hay tantas cosas que pueden captivarme. ¿El lujo o la riqueza? Lo siento, para nada. Soy de aquellos que no cambiaría un sencillo pícnic al lado de un río por una cena en el mejor restaurante. ¡Y claro que me gusta comer bién! ¡Pero más me gusta vivir! ¿Y luego? Fíjate en algo muy sencillo: la percepción siempre es subjetiva y en cuestiones sentimentales esa subjetividad viene filtrada aunque no queramos por el corazón, nunca por la razón, o por los sentidos, o... Su belleza a largo plazo se dibujará en aquello que hayamos compartido, su inteligencia se asentará para mí en todo aquello que logremos juntos, ... ¿La ternura? Si nos amamos viajaremos con ella, seguro. ¿La simpatía? Si conseguimos esa complicidad tan encantadora que abriga a una pareja unida, jo, te aseguro que para mí será la mujer más simpática del mundo...

No, no son chorradas. ¿Para qué quieres el caballo? ¿El Ferrari, la limousine? ¿Y si la pareja perfecta para ti fuera coja o manca? ¿El castillo? Uy, ¿y si fuera un campesino o una campesina quien mejor pudiera labrar tu destino? ¿Aguardas quizás que aplaudan tu hermosura? ¿Quizás tu cuerpo musculado? Y bién, ¿aceptarías a alguien ciego? Quizás podría aplaudir mejor que nadie.¿Que sepa cantar bién? ¿Alguien mudo? ¡Vale! Pero no olvides que las baladas más dulces reposan en un abrazo, descansan en un beso o bailan en la caricia...

 Ei, para el carro y reflexiona: ¿hablamos de la erótica del poder? Ay, oye, ¿no crees que los poderosos rigen su vida por intereses muy lejanos al amor? ¿Te está bién? Bueno..., pero luego no te quejes...

Anda, ¿pero no te gustaba...? Ah, esperabas se pusiera a la altura... ¿A la altura de qué? ¿De tus sueños? Ya, ¿pero no hubiera sido mejor pretender subir con él o ella esa escalera?

Mira, yo creo que si de verdad quieres llegar al valle del amor de tu vida de entrada no deberías pretender un diseño preformateado de algo que en verdad sólo se puede dibujar, crear, entre dos. Luego. me parece muy egoísta y realmente muy absurdo esperar que exista alguién que ya llegó y te venga a buscar, o pedirle a alguien que cuando llegue te venga a recoger. Pues, si lo piensas, ¿habrá llegado a vuestro valle o al suyo? Y, ¿no crees que si te invitan a ocupar un lugar en la vida de alguien en vez de a construir una vida con alguien acabarás siendo un elemento decorativo?

Lo sé: hoy mi post puede parecer un poco surealista, pero no lo es... En él planteo una realidad muy extendida: la lucha entre las expectativas bancarias y de imagen y los anhelos del corazón. Aún hay quien cree que una vida ideal se puede pagar, que las vivencias más hermosas vienen en coches lujosos y con vestidos elegantes... Confunden tenencia con vivencia y eso puede ser aceptable si aprendes a renunciar al sentimiento, pero si no muy probablemente comprarás una carcel de oro.

El vídeo que os ofrezco hoy pertenece a una película con un argumento muy tramposo. A mí, particularmente, no me gustó nada. Pero encontré por casualidad esa canción que la hizo ganar un Oscar y leyendo la traducción descubrí un mensaje que no tenía nada que ver con el film: lo importante es lo que sentimos; el amor nos lleva allí donde pertenecemos... ¿Al hogar? Sí, pero no al de cuatro paredes decoradas, al nido desde el cual nuestra alma puede elevar el sueño de amar y ser amado, desde el cual nuestro corazón puede acunar la ilusión de compartir una vida.




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