20 jul 2010

¿Hacer el amor? ¿Simbiogenetizar? ¡Glups!

Hoy os ofrezco un frgamento corto del libro "En la Tierra de Nunca Quizás. La Nación de Goig" que plantea un divertido juego de palabras sobre la conceptualidad del término "hacer el amor". ¿Sólo eso? ¿Dudáis?

Teresa y Raimon hicieron el amor, vale, lo diseñaron, sin regatear tiempos ni medios, sin ahorrar deseos ni voluntades, sin más debate previo que el que inician el beso con el beso, la caricia con el sensual despertar de los sentidos, el abrazo con la excitación del contacto, ... Se dio en la cama, claro, pero se trazó en la bañera, se esbozó en el prado, se delineó en la arena y, qué maravilla, pudo perfilarse también en el agua... Resultaría impertinente mencionar las veces que aquí y/o allá, el cómo y el cuando...
Pero en la acequia que puede regar de esperanza una relación se dan tantas cosas, tantas... Pues en el despertar cada mañana sintiendo la presencia de la persona amada, en el beso de buenos días, en la premura por levantarte y preparar el desayuno o en la pereza de dormitar un rato sintiendo el roce de esa piel ya tan tuya, su calor..., se hace el amor, aunque en realidad no haya.... No haya, ¿qué? ¿Penetración? Vaya palabreja... ¿Posesión? Suena a pertenencia, ¿verdad? ¿Riego interior? Ja, ja, ja... Ni que fuera ella un ficus enano... ¿Qué decir? Pues lo usual “follar”, “fornicar”, “relaciones sexuales”, ...está tan mal gastado. A mí particularmente me gusta el término simbiosis, pues en el puede ir la unión de organismos para obtener un beneficio común. ¿Sabes? Existe un concepto aún más romántico: la “simbiogénesis”, que significaría la unión de dos seres para convertirse en uno... Pero, ¿a ver quien es el guapo que le dice a su pareja “vienes a simbiogenetizar conmigo”? Glups, tampoco... Pues nada, seguiré usando el término “hacer el amor”.


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